Las crónicas del MP: El león, la reja y los borrachos

Después de tener la oportunidad de reabastecerme de energía y recibir mi dosis (que debería ser) diaria de endorfinas, me dispongo a relatarles la jornada bastante larga que ocupó la mayor parte del fin de semana. Imagínense un sábado cualquiera, en la noche, después de haber procrastinado la tarea, hasta que dan las doce de la noche. Naturalmente, después de haber eludido mis déberes todo el día, tenía la obligación de descansar y ver una película, que no, no era Narnia. Después de intentar ver Cruzada (que tardé 3 días en bajar, pues era el super high definition rip/director’s cut), pues no pude verla completa, caí como piedra en un sueño taaaaaaaaaaan…pensaron que diría largo? Pues no, bastante corto, de unos 30 minutos. Despertado por los gritos de mi padre y hermana. de un salto me pusé mis jeans y playera y salí corriendo al piso de abajo. Por los gritos que escuché,»Vicky (mi madre) llama a la policía, y una ambulancia», «PHILIP!! Baja!! Ahorita!!», «Necesito ayuda», «WHARGARHAEIVNR….LOS COCHES», imaginé una situación horrible en la que se habían metido a la casa y se estaban robando los coches, pero afortunadamente no fue el caso.

Todavía en un estado de shock, o como los psicólogos modernos denominan, <<WTF!?>>, salí de la casa y solo observaba una cantidad de movimiento estúpida. Salí al garage y me encontré con una camioneta Blazer verde estampada en la última reja de la fachada de mi casa. Es importante que mencioné que no fué específicamente la mía (ya que Dios existe), sino la del <inserte calificativo despectivo aquí> de mi vecino, cuyo odio remonta a épicas y distantes batallas, concebidas desde antes de mi nacimiento. El choque era espectacular. Verdaderamente algo magnífico. El frente del coche del vecino estaba hecho moco. La reja, garapiñada. Un medidor eléctrico (a una altura de 2 metros) destruido, y la camioneta, la camioneta tenía el cofre COMPLETAMENTE aplastado, los retrovisores destruidos, el parabrisas deshecho. Vidrio por todos lados, inclusive una de las columnas que sostienen la casa de mi abuela había sido abrazada completamente por la camioneta (lo cuál evidentemente levantó nuestros miedos, después de notar las cuarteaduras y fisuras).

Al salir del garage vi a mi padre, mi hermana, mi madre y varias personas de Seguridad Privada en el sitio del accidente. Volteé al «lugar de los hechos» y veía a un tipo fuera de sí. El pantalón sangrado, el codo también. Subí a ver a mi abuela, pues como supondrán, fue la primera en enterarse, ya que su casa se encontraba arriba del choque. Al entrar a su cuarto noté que estaba muy nerviosa y la llevé a mi casa.

Rato después llegó la policía. Aquí es el punto en el que empiezo a describir a los implicados. Al parecer, el chofer del vehículo, venía alcoholizado, en dimensiones bíblicas, y su acompañante, presúntamente su novia, igual. Si recordamos aquellas bacanales romanas en donde el vino fluía de fuentes y de boca en boca, podemos imaginar una cantidad de alcohol monumental. Bueno, pues creo que estos tipos se aventaron toooda esa cantidad y más. Debido al choque, la muchacha no podía salir, solo el tipo. Se bajó, comenzó a lanzar diferentes insultos a mi padre y a los policías. Después de esto, los oficiales comenzaron a cuestionarlo y, para fregarla más, el tipo no tenía ni un solo papel, es más, ni sabía manejar.

Después todo fue un circo. Llegó un gordo, que estaba relacionado de una forma bizarra al implicado, su esposa, posteriormente llegó la ambulancia, sacaron a la chava (que estaba tan golpeada que parecía Quasimodo, llegó posteriormente el rumor al MP que estaba en un estado grave, esperemos que se mejore, a pesar de todo), se la llevaron, luego la regresaron, metieron al implicado a la patrulla, saqué fotos de lo sucedido (el coche estaba batido en sangre y los típicos vasitos rojos) se fueron los relacionados, llegó el dueño original de la camioneta, llegaron más policías, llegó nuestro consejero legal, y entre tanto desmadre, acabé en el coche de nuestro amigo, el consejero legal, rumbo al tan mencionado MP (Ministerio Público)…

La llegada fue alrededor de la 1.30 am. Para esto, el eterno feudo con el vecino llego a una tregua. Es a veces increible hasta donde llega la conveniencia e hipocresia de la gente, pero bueno. Tras esperar horas y horas, recibir y DAR miradas que matan al implicado (que impresionantemente seguia bastaaaante ebrio), pudimos EMPEZAR a redactar el Acta. Despues de enterarme que sucedio un «Z-5» y Delta 2 Comando Huipulco autorizo el traslado del implicado, tuve oportunidad de por lo menos, salir a tomar aire.

Para hacerles el cuento corto, salí del MP alrededor de las 9 de la mañana. Para llegar a mi casa y de ahí irme al Museo de Antropología. Para colmo, no llegó mi profesor de Historia del Arte, aún así nos aventamos el recorrido.

Llegué a mi casa a las 4 de la tarde y todavía me aventé un partido de futbol digno del olvido.

Así que, querido público, NUNCA manejen ebrios ni dopados. NUNCA amenacen a la gente que dañaron si es que tiran una reja y desmadran un coche. Y ojalá NUNCA pasen toda una noche en el Ministerio Público, por que como sabrán, en nuestro amado país, la burocracia y la corrupción vive, respira y se alimenta de estos lugares. Sigo a la espera de que se termine la averiguación previa, pero juzgando la facha del tipo que nos desgració todo, dudo que nos paguen los daños y dudo que esto se resuelva con «la garantía de un excelente servicio, tal como lo exigen sus derechos».